¿Debemos tener miedo?

Finalmente la respuesta es no… Ayer por la noche me pasaron un mail acerca del futuro de los informáticos con el plan de Bolonia… Un mail bastante catastrofista (basicamente esto) que nos tuvo especulando un ratillo, según el mail en un futuro muy cercano iban a erradicar la informática como ingeniería, ya no sólo a hacer desaparecer la carrera de las universidades, y no impartir un grado equivalente, si no erradicarla. Por todos es sabido que los ingenieros informáticos no tenemos Colegio, es decir, no tenemos nuestros empleos regulados, favoreciendo situaciones de intrusismo laboral y puestos de trabajo mal definidos. Es decir, cualquier ingeniero de lo que sea puede hacer la labor de un informático recibiendo el curso de programación en el lenguaje de marras. La verdad es que el futuro se veía muy negro, y según vi en twitter no fui el único que se preocupó. Básicamente el mail pintaba la cosa como que todas estas horas que estamos echando en la facultad no sirven para nada, que nuestro título no lo iban a convalidar con ningún grado de los que se implantarán en el futuro. Mencionaban a los telecos, diciendo que era su gran victoria, pues serían ellos los que absorberían nuestras competencias. Vamos un futuro jodido. Aún así no quería sacar conclusiones precipitadas sin oír una versión de una fuente fiable, es decir, de alguien de delegación de alumnos de mi facultad o desde la propia facultad, porque me pareció ver la mano de algún partido político, y no nos engañemos, cuando están los políticos en medio de una cosa de estas… malo…

Por fin hoy nos hemos acercado a delegación, algo deberían de saber. Y efectivamente, uno de nuestros delegados lleva ya unos años dando caña con estos temas y nos ha aclarado bastante la situación. Lo primero que hay que aclarar es que no está la cosa tan fea. Lo segundo, no vamos a ser los informáticos unos vasallos de los teleco. Lo que ha sucedido es que todavía no tenemos un plan de estudios común a toda España, a diferencia de teleco, que sí lo han conseguido. Esto qué quiere decir, que cada universidad puede hacer los grados en informática que les salga del ojete, es decir, que no sucederá como ahora, que hay una carrera de grado superior y dos técnicas (Sistemas y Gestión), si no que habrá un grado por cada cosa que se pueda hacer con o para un ordenador (exagerando, claro está). Con respecto a la manifestación que parece haberse convocado no está muy clara su celebración, por lo menos en Madrid, principalmente debido al escaso éxito de anteriores convocatorias, pero eso lo sabremos más tarde o más temprano. Por otro lado, nos ha dicho que para aclarar las cosas, pero bien aclaradas, se va a convocar una asamblea, donde el Rector de nuestra facultad ponga luz en el asunto y acabe con los rumores. Así que todos a seguir estudiando como mamones y a quedarnos en la facultad hasta que echen el cierre, que no estamos haciendo el trabajo a lo tonto 😉

Ratas de Cafete

Bien, a raíz de mis anteriores post, ratones (i) y (ii), el amigo Pechuga se ha inspirado, y me ha enviado una pequeña reflexión sobre nuestra cafetería de nuestra «querida» facultad. Al final voy a tener que crear una categoría a modo de guía alternativa para sobrevivir en nuestra facultad… En fin, aquí os transcribo el artículo, y perdona Pechu el retraso, pero ya sabes que soy un hombre ocupado. 😉

Como compañero de Hex quería hacer una aclaración, ya que puede parecer que la biblioteca es el único sitio peligroso de nuestra facultad en tiempos de exámenes. Las narices.

Generalmente nuestra cafetería es un lugar amable, de confianza, donde estamos los de siempre haciendo lo de siempre. Sin embargo, en exámenes gente que no aparece por la Facultad se siente obligada a venir, y ante la saturación de apuntes que les ha pasado un colega empollón y de los que no entienden ni el título, entonan el clásico “bah, a septiembre”, dejan la biblioteca y bajan a la cafetería a celebrar, tercio en mano, todas las horas de estudio infructuoso que acaban de ahorrarse.

En cualquier otra facultad ahí terminaría la historia, pero esto es informática. Es diferente. Solo la entrada puede ser problemática, ya que hay dos puertas, y una de ellas está situada en el rincón turbio de la cafetería. De repente te ves rodeado por gente enfrascada en partidas de cartas Magic, camisetas de Warhammer y mochilas de El Señor de los Anillos. Al abrir la puerta hay ojos que se posan en ti, pensando “mira, un humano nivel 1”. Empiezas a caminar muy despacio. Oyes risas esquizofrénicas, gente leyendo textos en élfico, te acojonas y aprietas el paso. No hay que preocuparse, porque poco después llegas a la zona autista. Siempre hay un par de mesas de las de ocho personas ocupadas por un solo individuo, generalmente de avanzada edad para nuestros estándares, con poblada barba, haciendo gestiones en su portátil usando el maldito Wi-Fi, que atrae a todos los personajes como la mierda a las moscas. Ocasionalmente ves que de fondo de pantalla tienen una foto de ellos con una fémina del grupo de las cachondas. Ahí pasan por tu cabeza varias opciones.

 

1. Va de farol. Es su hermana o su prima o la novia de su hermano al que no le parieron mal.
2. En realidad es un cardo y se ha pasado el verano retocándola con el photoshop.
3. Tiene algún defecto, es de las de hasta el anillo no hay polvillo, algo falla.
4. Verdaderamente este payaso tiene novia y tu no. La madre que le parió. Y vaya novia. Que verá en este gordo cabrón que no tenga yo. Entonces te das cuenta de que la vida es una mierda y que la única salida posible es coger un arma y liarse a tiros en la cafetería hasta que venga la policía y acabe con esta farsa de vida injusta.

Huyendo de la zona autista reparas en otra mesa de ocho con otra cachonda, esta acompañada por 10 o 12 tíos sacando pecho y metiendo tripa, peleando por unas migajas de atención. Porque en realidad te das cuenta que en Informática la gente está más salida que en la cárcel. La mujer en cuestión, tras años rodeada de estos individuos optimistas, ha aprendido que lanzando sonrisas a su alrededor le lloverán apuntes, la llevarán a casa en coche, la emborracharán a ver si cae. Una cachonda en Informática es la reina, y tiene sus súbditos.

Al otro lado de la cafetería está la clase media, los que hacen vida allí. Sus ocupaciones, el mus y el avistamiento de mujeres, de ahí su ubicación, ya sean novias de informáticos o estudiantes de derecho. Estás últimas se pueden observar haciendo cola en los menús, mirando fijamente la pizarra de los platos, haciendo el teatro de decidir menú cuando siempre acaban pidiendo el menú light (compuesto exclusivamente por mariconadas) y fruta de postre. Pero, caprichos del destino, la fruta está en la zona de abajo al fondo en el autoservicio, con lo cual en el proceso de conseguir una melocotón la mujer enseña su hucha y su tanga, en ocasiones, provocando generalmente un trueno de golpes de silla, una lluvia de amarracos lanzados buscando el triple, y algún órdago a chica echado por un jugador despistado. Así las cosas, normal que no nos concentremos…

Espero que os haya hecho pasar un buen rato, no me hago responsable de ninguna opinión vertida en la cita 😉 Por cierto, Pechu, no te quejes tanto del Wi-Fi que bien que te gusta mirar el Hattrick.

Por supuesto os propongo que os identifiquéis con alguno de los grupos… Yo creo que ya adivináis en cuál me encuentro…

Ratones de Biblioteca (y II)

Sigo con este pequeño análisis de la fauna de la biblioteca. En esta ocasión trataré de analizar a la gente que viene sólo en época de exámenes. Para poneos un poco en situación os comento como está situada la biblioteca de mi facultad. Se encuentra en el último punto habitable de «Ciudad Universitaria», creo que es la facultad que más lejos está del Metro. A un lado tenemos un par de facultades de la UNED, poco podemos sacar de aquí, si ya es jodido ir a la facultad en la enseñanza presencial, en la UNED no deben ir ni los bedeles. Por el otro lado tenemos el Centro de Estudios Jurídicos, no se muy bien que sucede entre sus paredes, sólo sé que todos loa días, da igual a que hora pases, hay gente de mediana edad (a ellos les gusta denominarse así, nosotros diríamos viejunos) fumando a la puerta, bien vestidos y con cara de estar de excursión; también se dejan ver coches «elegantes» y con chofer. Si alguien sabe que se hace aquí agradecería un comentario. Y cruzando la calle tenemos la «Facultad de Derecho», donde tenemos todo tipo de futuros abogados/as, pero esta descripción toca más adelante. Y ya por último, un poquito más lejos, a un pequeño descampao de distancia, tenemos la de Geografía e Historía. Como se que no me expreso como un libro abierto precisamente, os dejo el enlace a Google Maps.

Una vez hecha la descripción de la situación me puedo meter en matería.

Otro día más

Y a raíz del post anterior, un amigo me ha redactado un pequeño resumen de lo que es un día para nosotros, recordad que nos habíamos encuadrado en el grupo de los normales. Como este amigo en cuestión no tiene más que un mySpace y un fotolog se lo publico yo; ya sabes Julian, ¡abrete un puto blog decente acho!

4.30 pm. Facultad de Informática de la Complutense de Madrid.

Tras comer a las 2, y un tiempo de asueto y cartas decides que ya toca hacer algo con tu vida, y pasas por la taquilla para recoger esos apuntes (los mismos que el año pasado a estas fechas) y quitarte esa puta asignatura que se te atraganta tanto. Has decidido quedarte en la facultad, porque así en la biblioteca se te pega más el ambiente de estudio y aprovechas los recursos. Alegre y motivado por el café solo con hielo que te acabas de hincar, subes y abres la puerta de la planta 2.

Todo el mundo te mira como si fueras el único que haces ruido al abrir la puerta, así que te sientas en el primer sitio que pillas libre para no cantearte demasiado. Dejas la mochila, la chupa y sacas tu carpeta y tu boli bic masticado. Todo correcto.

Correcto hasta que levantas la vista. Un enorme libro de «Código Penal» que ves de pasada es la antesala a la hecatombe de la tarde. Un grupo de jovenzuelas con sendos pendientes de perla que les ocupa todo el pabellón auditivo rodean la mesa que has elegido casualmente. Efectivamente: unas estudiantes de derecho que desean estudiarse su examen final de 20 folios ocupan un tercio de la sala. Y de la sala de otra facultad que no es la suya, pero mola porque tiene las puertas moradas y todo es más bonito. No contentas con eso, entran en una competición sin igual. Ver cual tiene el hilo del tanga más fino, para lo cual no dudarán en mostrarte sus huchas mientras se inclinan para coger su subrayador color fosforito rosa/azulado para subrayar el subtÌtulo del subíndice del subtema del resumen. Es lo suyo.

Ahí de repente tus ganas de estudiar se transforman en un intento de descubrir nuevas tácticas de como mirar sin mover los ojos. Miras. Ves una hucha. Golpe de silla. Te miran y vuelves la cabeza rápido. La mirada queda fija en el escote de la estudiante de «Derecho Mercantil«. Te mira, quitas la mirada pero joder, va a la hucha de la estudiante de «Derecho Civil«, que le quedo el año pasado porque BorjaMari le paso los apuntes obsoletos. Y así entras en un bucle fatal para tus intereses.

Preocupado por el futuro de tu tarde de estudio, decides levantarte y dar un voltio. Lo que nos lleva al siguiente especimen de biblioteca: el colega que sólo te sueles encontrar allí y te lia para que te tomes un cafelito.

Gracias Julián por estas palabras, han contribuido al estudio…

Ratones de Biblioteca (I)

Como ya supongo que sabréis estamos en exámenes, lo que me lleva a pasar más tiempo del habitual en ese extraño lugar, sí, la Biblioteca. Resulta curioso como se llena de gente a estas alturas del curso, lógico por otra parte, pero lo realmente curioso es la variedad. Por si no lo he dicho ya, se trata de la biblioteca de la Facultad, que dicho sea de paso, es de Informática.

En estas fechas en la Biblioteca sucede lo mismo que en los pueblos de verano, pasa de 3 o 4 habitantes al lleno absoluto, pero lo mejor de todo, pasa de estar llena de frikis y empollones a llenarse de gente cool, habéis leído bien, he dicho cool. Ahora las bibliotecas han dejado de ser un sitio para empollones para ser otro centro de reuniones, como si de un garito se tratara. Es aquí donde llego al punto de mi reflexión, los tipos de gente que habitan esta mi Biblioteca.